MIEDO ESCENICO

Hablar en público puede ser una vocación o un reto que nos imponen las circunstancias. Es una habilidad importante pues nos permite destacarnos, potenciar la autoestima e influir sobre otras personas. Sin embargo, el miedo a equivocarnos y a ser rechazados mejor conocido como el miedo escénico, es un enemigo a vencer para poder triunfar como un orador excelente.
Es difícil encontrar personas que no hayan sufrido episodios de miedo escénico. Esta experiencia de limitación que puede generarnos vergüenza, culpa, rabia y otros sentimientos desagradables, es conocida como la manifestación de temor aprendido más difundida en el mundo. Se comprende entonces que sea necesario comprender lo que nos sucede cuando nos vemos en situación de hablar frente a otros, para descubrir cómo convencer el estrés que típicamente tal situación nos produce.
En mi libro, "El Poder de la Oratoria" (Júpiter Editores), defino el miedo escénico como El miedo escénico es una forma de timidez que surge en presencia de grupos, o como consecuencia de pensamientos limitadores acerca de nuestra actuación frente a grupos. Es una reacción, una respuesta defensiva del organismo, caracterizada por distintas formas de alteración de la normalidad en el funcionamiento mental, emocional y motriz del individuo que lo padece.

El miedo escénico incluye una amalgama de factores que incluye lo fisiológico, lo psicológico y lo conductual. En lo fisiológico, destacan respuestas como: Respiración acelerada, sudoración copiosa, tensión corporal, urgencia urinaria, malestar estomacal, dolor de cabeza, sequedad salivar, rubor facial, "trac" o sensación de laringe cerrada, escalofríos y náuseas. Las respuesta psicológicas suelen incluir: Fallas de memoria, pensamientos pesimistas destacado de errores, confusión de las ideas, fallas en la concentración, autoexigencia, y estados emotivos como temor al rechazo, al error, al fracaso, y al ridículo. Y en lo conductual, los comportamientos más vistos, son: Evitación de la acción, intentos de huida, "tics" nerviosos y otros automatismos, atropellamiento verbal, tartamudeo, reducción de volumen de la voz, silencios frecuentes o largos y en algunos casos, uso voluntario de licor y drogas tranquilizantes.
La experiencia de varios años en el entrenamiento de personas de todo tipo y especialmente de artistas, políticos y empresarios, me indican que hay cuando menos cinco elementos principales que tienden a exacerbar el miedo escénico:
- La novedad (enfrentarse a lo que no conocemos)
- La sorpresa (enfrentarse a algo que no esperábamos tener que enfrentar)
- La intensidad (el grado de importancia que el reto tenga para nosotros)
- El desconocimiento (el grado de ignorancia temática del orador.
- La inexperiencia (la falta de práctica y de vivencias en este aspecto)